Investigadores del IDIBAPS del
Hospital Clínic y de la Universidad de Barcelona (UB) son los responsables del
estudio.
Investigadores del IDIBAPS del
Hospital Clínic y de la Universidad de Barcelona (UB) han liderado un estudio
que ha revelado una conexión desconocida hasta ahora entre los cambios
epigenéticos asociados a la maduración de los linfocitos y los observados en el
cáncer.
La investigación, que publica hoy la
revista Nature Genetics, ha demostrado que el proceso de envejecimiento celular
y el cáncer comparten modificaciones similares en amplias regiones del genoma,
lo que cuestiona los modelos actuales de la epigenética del cáncer.
El trabajo, dirigido por Iñaki
Martín-Subero, investigador del Departamento de Anatomía Patológica,
Farmacología y Microbiología de la UB y del IDIBAPS, ha analizado por primera
vez el epigenoma durante la maduración celular de los linfocitos B, las células
del sistema inmune encargadas de producir los anticuerpos, y ha proporcionado
los mapas epigenéticos de cada paso de este proceso.
Martín-Subero ha explicado que en
2001, tras finalizar la secuenciación del genoma humano, los científicos vieron
que conocer la secuencia completa del ADN no permitía comprender su función o
cómo una misma secuencia genética podía dar lugar a los múltiples tipos
celulares que componen el organismo. Por eso surgió el estudio del epigenoma,
que es todo aquello que altera la expresión de los genes sin modificar la
cadena de ADN.
La investigación dirigida por
Martín-Subero ha profundizado en los procesos epigenéticos que tienen lugar
durante la maduración de los linfocitos B de la sangre y demuestra que el
epigenoma humano es mucho más dinámico de lo que se creía porque en el proceso
de maduración normal de estas células cambia un 30% del epigenoma, lo que
afecta a varios millones de regiones del genoma.
"Esta puede ser la clave para
que un solo genoma pueda generar la gran cantidad de células con funciones
diferentes que componen nuestro organismo", ha señalado Martín-Subero.
El estudio también revela que, a
diferencia de lo que se creía hasta ahora respecto a la metilación del ADN, el
principal mecanismo epigenético, solo una pequeña proporción de los cambios en
el grado de metilación tienen que ver con la expresión de los genes.
Según Martín-Subero, "parece
que la metilación es la que imprime en el ADN la historia de las células desde
su origen en la célula madre hasta que están totalmente diferenciadas. Nos
habla de qué regiones del genoma tienen funciones esenciales para la maduración
de los linfocitos, de cuánto han proliferado durante este proceso y también de
su edad celular".
Esta nueva investigación ha revelado
que más de la mitad de los cambios epigenéticos que se creían específicos de
las células tumorales se observan ya en células de la sangre de larga vida.
"Hemos encontrado una firma
epigenética en los linfocitos de larga vida que anteriormente solo se asociaba
a las células del cáncer. Este trabajo propone un nuevo modelo integrador en el
cual la longevidad celular, tanto si ocurre en el contexto del cáncer, del
envejecimiento o de células sanas se asocia con características epigenéticas
similares", ha explicado Martín-Subero.
En este trabajo han participado
laboratorios de Barcelona, Madrid y Pamplona e investigadores de instituciones
de Alemania, Francia, Holanda, Reino Unido, Estados Unidos y Corea del Sur.
Para poder descifrar cómo cambia el
epigenoma a medida que los linfocitos maduran, la participación del Centro
Nacional de Análisis Genómico (CNAG) de Barcelona ha sido esencial.
Según el director del CNAG, Ivo Gut,
"este estudio ha requerido la aplicación de técnicas avanzadas de
secuenciación masiva y el desarrollo de nuevos métodos de análisis".
La investigadora de la UB Marta
Kulis ha comentado que el análisis de los datos ha sido un auténtico desafío:
"Hemos trabajado durante 3 años para realizar los experimentos y extraer
toda la información contenida en la enorme cantidad de datos generados".
Según los investigadores, el estudio
abre nuevos horizontes en el estudio de las células del sistema inmune, el
envejecimiento y el cáncer y ofrece a la comunidad científica una nueva
herramienta con implicaciones tanto en investigación básica como traslacional.
El director de Investigación del
Hospital Clínic y catedrático de la UB, Elias Campo, ha subrayado que "la
mayor contribución de este trabajo es que proporciona una nueva visión que
relaciona la maduración celular normal y el cáncer y que cambia nuestra manera
de percibir el epigenoma de esta enfermedad".
FUENTE: La Vanguardia
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