miércoles, 27 de mayo de 2015

Nanomedicina contra el cáncer


Es una de las 50 mujeres más influyentes y poderosas según Forbes Israel

Su trabajo se centra en investigar fármacos alternativos a la quimioterapia convencional que ataquen exclusivamente al tumor

Nacida en Israel y criada en Venezuela, aunque con toda su carrera empezada y construida en el país de origen. El historial académico de Ronit Satchi-Fainaro es amplio e internacional; especializada en farmacia y farmacología en Jerusalén, doctorado en química de polímeros -básicamente química centrada en cáncer- en la Universidad de Londres, post-doctorado en Harvard Medical School y jefa de departamento de Fisiología y Farmacología en Tel-Aviv. Ahora, su país puede estar orgullosa de ella: ha sido nombrada una de las 50 mujeres más poderosas e influyentes según Forbes Israel. Esta categorización se debe a su concienzudo trabajo buscando nuevos fármacos para el tratamiento del cáncer, mediante el innovador uso de la nanotecnología.
A grandes rasgos, el trabajo en su laboratorio combina distintas disciplinas -química, biología, medicina e ingeniería- para desarrollar tratamientos alternativos a la quimioterapia; fármacos que se dirigen exclusivamente al tumor para evitar o, directamente, eliminar los efectos secundarios de este tratamiento. «Si nos fijamos, todos estos fármacos matan maravillosamente al tumor si éste está aislado», explica la científica, «pero cuando se lo damos al paciente, también matan al resto del cuerpo». Es por eso que los médicos están muy limitados en cuanto a la dosis que pueden recetar al paciente. Y, consecuentemente, por lo que la nanomedicina deviene imprescindible.
El problema reside en que la quimioterapia convencional está desarrollada para atacar a las células que se dividen rápido, que serían, entre otras, las cancerígenas. Sin embargo, la quimioterapia no sabe distinguir entre aquellas otras sanas y las dañinas. El tratamiento, además, es muy tóxico. Es por eso que se suelen hacer parones en su suministro. «El problema», insiste la científica, «es que en este periodo libre de fármacos, no sólo se recupera el cuerpo, sino que también se recupera el tumor». Así, la focalización aparece como algo imprescindible. Y la nanomedicina, o, más bien, los fármacos desarrollados mediante nanomedicina, también: «son más selectivos, más específicos, se pueden subministrar en dosis mucho menores y en un ambiente mucho más seguro, porque no atacan a los órganos sanos», reitera Satchi-Fainaro.


Aunque parezca claro que tenemos delante un avance sin igual, como todo, tiene grandes ausencias. En primer lugar, equipos suficientemente potentes -con la gran cantidad de dinero invertido que ello supone- y profesionales preparados para ello. En segundo, la traducción en algo clínico. «Esto es nanomedicina, no hablamos de electrones, hablamos de algo que debería convertirse en un medicamento», explica Satchi-Fainaro. Y, cómo no, convencer a la industria de que es algo que funciona. Se enorgullece, en esta línea, de iniciativas como el Instituto de Bioingeniería de Cataluña, donde la susodicha expuso parte de su trabajo -dentro del simposio organizado con la Universidad de Tel Aviv, con el apoyo de la AGAUR- . Considera que es una suerte que instituciones como éstas creyeran que el tema era importante como para invertir en él. Y dice, muy segura, que «probablemente veamos los frutos de toda este investigación en los próximos cinco años».
De lo que no habla tan segura -o de lo que casi ni preferiría hablar- es de su estatus de mujer poderosa e influyente en Israel. Para ella, y para sus compañeros de profesión, el éxito en su carrera se mide en la cantidad de trabajos publicados o las veces que éste ha sido citado en otras investigaciones. Para su madre -mujer de negocios-, o para su marido -abogado- el nombramiento es algo extraordinario. Para ella, algo gracioso. «Todo el mundo puede hacer lo que yo hago, sólo es necesario querer hacerlo» explica Ronit Satchi-Fainaro, «y amar lo que haces». Y ella, con gran sonrisa y efusividad al explicar el transcurso de su carrera y sus descubrimientos, lo ama.
FUENTE: El Mundo

miércoles, 13 de mayo de 2015

Hallado un punto débil para anular la inmortalidad del cáncer

Un estudio con ratones elimina una protección del genoma de las células tumorales y ayuda a suprimirlas con menos efectos secundarios


Las células cancerosas tienen algo de supervillanas. Se reproducen sin control, utilizan todo tipo de triquiñuelas para evitar las defensas del organismo y los ataques de los medicamentos y son prácticamente inmortales. Este último superpoder se debe al particular funcionamiento de sus telómeros, una parte del sistema de empaquetamiento de nuestra información genética relacionada con el envejecimiento. Cada vez que una célula se divide, duplica su información genética, que está empaquetada en unos tomos llamados cromosomas. Pero el mecanismo de réplica no es tan limpio como el de una fotocopiadora. En el extremo de cada cromosoma se encuentran los telómeros, unas estructuras que impiden que se deshilachen como una goma de pelo evita que se despeluche una trenza. Esa parte final del cromosoma no se puede copiar del todo y en cada división los telómeros se acortan un poco. Cuando estas estructuras son demasiado cortas, la célula sufre, deja de replicarse y acaba eliminada por los sistemas de limpieza celular. Este proceso no afecta a las células tumorales, que pueden dividirse descontroladas sin que sus telómeros se acorten demasiado. Esto se debe a que, a diferencia de las sanas, en este tipo de células se mantiene activada la enzima telomerasa, que repara constantemente los telómeros y permite al cáncer proliferar sin freno. Un enfoque para atacar a esa capacidad del cáncer que lo convierte en casi inmortal sería apagar la telomerasa. Sin embargo, el acortamiento de los telómeros que provocaba esa medida era demasiado lento y la muerte de las células tumorales tardaba en llegar. Ahora, un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha encontrado en los extremos de telómeros lo que puede ser una debilidad de las células del cáncer. Allí están enganchadas seis proteínas llamadas shelterinas (del inglés shelter, protección) que forman una especie de capuchón que protege el telómero. Para romper esa defensa, las investigadoras bloquearon una de las proteínas, en concreto la TRF1, una acción con la que las células cancerosas perdieron su inmortalidad. Según explican los autores del trabajo, que publican sus resultados en la revista EMBO Molecular Medicine, esta técnica, que se probó en ratones, impidió el crecimiento de tumores de pulmón. Además, se comprobó que bloquear las shelterinas con un fármaco no producía efectos tóxicos excesivos en las células sanas. María Blasco, directora del CNIO y líder del estudio, explica que la elección de la proteína TRF1 como objetivo del tratamiento se debe también a su papel esencial para la generación de células madre del cáncer. Estas células, se cree, están detrás de las recaídas de la enfermedad y convierten a la proteína en una diana con interés doble. 
Los autores del trabajo tomaron un modelo de cáncer de pulmón y observaron las consecuencias de anular el efecto protector sobre el tumor de TRF1 de dos formas diferentes. Por un lado, se hizo eliminando el gen que produce la proteína en ratones modificados y, por otro, empleando un inhibidor químico desarrollado en el CNIO y que, a largo plazo, sería la herramienta para convertir estos descubrimientos en tratamientos para humanos. En ambos casos, a diferencia de los que sucedía cuando se bloqueaba la telomerasa, “el efecto es instantáneo”, apunta Blasco. “Lo que ocurre es que se genera el daño directamente sobre el telómero, a diferencia de la quimioterapia que daña todo el genoma”, añade. Este daño, más localizado, es suficiente para desproteger a los cromosomas del cáncer y al mismo tiempo tiene una menor toxicidad. “En los tejidos que crecen más rápido, como la médula ósea, es algo mayor, pero similar a una quimioterapia suave”, concluye Blasco. Ahora, desde el CNIO están tratando de lograr aplicaciones prácticas con su conocimiento sobre este posible punto débil del cáncer de pulmón. "Estamos buscando socios en la industria farmacéutica para llevar los resultados a estadios más avanzados del desarrollo de fármacos”, afirma la directora del centro.

FUENTE: El País

Análisis de ADN en la sangre mejoran el control del cáncer

El oncólogo César Serrano, de Vall d'Hebron, recibe la Beca Fero para desarrollar la investigación | El material genético procedente de células tumorales indica si un paciente responde al tratamiento | El proyecto se centrará en un raro tipo de tumor llamado GIST, pero los resultados serán útiles en otros cánceres


Un proyecto del Institut d’Oncologia de Vall d’Hebron (VHIO) para detectar con análisis de sangre si un cáncer responde al tratamiento ha recibido la beca de investigación de la Fundación Fero, concedida en una gala celebrada en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC). El resultado de estas biopsias líquidas permitirá cambiar pronto de tratamiento a partir del momento en que deje de ser eficaz. El proyecto se centrará en un raro tipo de cáncer llamado tumor del estroma gastrointestinal (también conocido por las iniciales inglesas GIST). Pero “los resultados serán útiles para otros cánceres con un comportamiento similar como algunos de mama, de pulmón o colorrectales”, declara César Serrano, director del proyecto de investigación.
El GIST se caracteriza porque un único gen explica el origen y la progresión de más del 90% de casos de la enfermedad. En la jerga de los oncólogos, se dice que el cáncer es adicto al gen KIT.
Aunque el fármaco imatinib frena la enfermedad, en algunos casos durante meses y a menudo durante años, el cáncer acaba progresando en la gran mayoría de los pacientes por la proliferación de células cancerosas resistentes al fármaco.
Cuando se da esta situación, los oncólogos disponen de dos fármacos alternativos: el sunitinib y el regorafenib. Pero estos dos fármacos no actúan exactamente del mismo modo y su eficacia depende de las mutaciones concretas que presente el gen KIT.
“Con la biopsia líquida, analizaremos el ADN de las células tumorales que circula en la sangre. Esto nos permitirá saber qué mutaciones tiene el gen KIT en cada paciente y qué fármaco es más apropiado para él”, informa César Serrano.
En el proyecto, financiado con la beca de 70.000 euros dela Fundación Fero, participarán quince pacientes de Vall d’Hebron y otros hospitales del área metropolitana de Barcelona. El estudio se centrará en pacientes que tenga metástasis y hayan sido tratados previamente con imatinib.
La biopsia líquida indicará tanto la cantidad de ADN de origen tumoral que hay en la sangre como el tipo de mutaciones concretas que presenta el gen KIT. En los casos en que un paciente requiera cirugía para extirpar una metástasis, lo cual no es infrecuente en el GIST, se compararán los resultados de la biopsia líquida con los del tejido extirpado del paciente. De este modo, se podrá comprobar hasta qué punto la biopsia líquida refleja lo que ocurre en el tumor.
También está previsto estudiar cómo evolucionan las células tumorales según el tratamiento que reciba cada paciente. “Nuestro objetivo es poder predecir con un análisis de sangre cuándo un tratamiento dejará de ser eficaz y es conveniente sustituirlo por otro”, explica Serrano.
Nacido en Salamanca en 1981, el oncólogo se incorporó al instituto VHIO de Vall d’Hebron el año pasado después de haber trabajado durante tres años en la Escuela de Medicina de Harvard en Boston (EE.UU.). En el instituto VHIO es responsable del área de investigación traslacional en sarcomas.
El GIST afecta a unas 100 personas al año en Catalunya y a unas 600 en el conjunto de España. Pero los resultados de la investigación pueden ser útiles para mejorar el tratamiento de otros cánceres adictos a un gen. Entre ellos destacan, por su frecuencia, los cánceres de mama derivados de mutaciones del gen HER2 (que representan el 20% de todos los cánceres de mama), los cánceres de pulmón y colorrectales dependientes del gen EGFR y los melanomas asociados al gen BRAF. 
La concesión de la beca Fero de investigación, que llega a su octava edición, reunió el 11 de mayo a más de 800 personas en una gala celebrada en el MNAC. El acto, presentado porla periodista Helena Garcia Melero, congregó a una nutrida representación de la sociedad civil y de la comunidad médica de Barcelona. Entre los asistentes se encontraban el alcalde (y pediatra) Xavier Trias; el conseller de Salut (y traumatólogo) Boi Ruiz; el oncólogo Josep Baselga, presidente de la Fundación Fero; la empresaria Sol Daurella, vicepresidenta de dicha fundación; Javier Godó, conde de Godó, presidente-editor de La Vanguardia; y el oncólogo Josep Tabernero, director del VHIO. 

FUENTE: La Vanguardia

lunes, 11 de mayo de 2015

Alicante estrena una técnica que mejora la supervivencia a los tumores cerebrales

La tecnología incorporada al Hospital General, que se convierte en referencia en la provincia, ayuda a a los neurocirujanos a distinguir el cáncer del tejido sano al teñirse de un color

El Hospital General de Alicante ha estrenado este año una nueva tecnología que ayuda a mejorar la supervivencia en los tumores cerebrales malignos, convirtiéndose en referencia en la provincia. Se trata de un microscopio que se adapta a las necesidades de la fluorescencia y 'tiñe' el cáncer de un color para que los neurocirujanos tengan una mejor visualización entre el tejido enfermo y el sano durante la intervención y ser más precisos a la hora de extirparlo. Según el jefe de servicio de Neurocirugía, el doctor Pedro Moreno, «el problema que tenemos en los tumores cerebrales, sobre todo los malignos, es que al abrir el cráneo no lo distingues del tejido cerebral, se ve todo igual. El núcleo sí, pero el resto es un tumor que se infiltra, y puedes pensar que has quitado mucho, como se decía antes, pero no es así». El especialista menciona encuestas publicadas en todo el mundo en las que se preguntó a los neurocirujanos «cuánto pensaban que habían quitado» y respondían que la mitad, estando lejos de la realidad. «Tras hacer una resonancia de control siempre se ha quitado la mitad de lo que uno cree porque no distingues, piensas que has llegado al límite y casi siempre hay por lo menos la mitad», insiste. En la búsqueda de una herramienta para solucionar este problema se recurrió primero a las imágenes intraoperatorias, sobre todo, las resonancias. Sin embargo, se trata de un sistema muy caro porque supone instalar una resonancia dentro del quirófano y dedicar exclusivamente un quirófano a este tipo de intervenciones. Además, según el especialista, «tienes lo mismo, operas y cuando terminas debes hacer la resonancia para ver qué queda, nunca intervienes en tiempo real». El sistema -denominado Pentero 900- supone teñir los vasos porque los tumores están muy vascularizados, un procedimiento que los oftalmólogos utilizan desde hace tiempo. ¿Cómo se realiza? El enfermo se toma por vía oral, cuatro o cinco horas antes de la cirugía, un fármaco que «se difunde y las células se tiñen intensamente de esa sustancia». El neurocirujano visualiza este cambio a través de un filtro especial que permite ver la luz ultravioleta (a diferencia del clásico que es con luz blanca). «Al microscopio se le aplica ese filtro que cambia de polaridad, las células tumorales que están inyectadas y han tomado esa sustancia se ven de color rojo o rosa, según la intensidad, cuanto más rojo, la intensidad del tumor es mayor», explica el especialista. «Podemos ver en tiempo real cuánto tumor has quitado aplicando el filtro, que solo supone apretar un botón del microscopio. Así aplicas la luz azul y lo que no se ha teñido se verá de ese color (azul) mientras el tumor en rojo o rosa». El jefe del servicio incide en las ventajas con respecto al anterior: «Con la luz blanca crees que has terminado y no es así, con este filtro puedes seguir resecando más, siempre que tengas unos límites aceptables» para evitar lesiones o secuelas en el paciente. La consecuencia directa de esta tecnología es supervivencia porque «en el tumor maligno está directamente relacionado una mayor supervivencia cuanto mayor resección haces». Es decir, cuanto más tumor se quita, más probabilidad hay de aumentar los años de vida.
De hecho, el neurocirujano apunta que se puede conseguir que la tasa se duplique y que de doce meses de supervivencia se alcance los 24. Pone el caso de los gliobastomas, que tiene cuatro grados y en el cuarto, que es el peor, la supervivencia es de doce meses y se puede pasar a los 24. Aun así, matiza que «aunque se pueden conseguir mayores tasas», en general, en los tumores cerebrales malignos, «siguen siendo muy bajas». Superiores a los cinco años, menos del 10%. Una decena de pacientes se han beneficiado de esta técnica desde el mes de marzo y se estima que al año se aplicará en cerca de 30 a 40 casos de la provincia porque no todos los cánceres cerebrales malignos podrán operarse. «La dirección ha hecho un esfuerzo extraordinario, se trata de una tecnología cara, pero la provincia de Alicante ya está igual de puntera que otros hospitales de la Comunitat», afirma.
FUENTE: La Verdad 

Implicación de mecanismos que hacen que una célula sobreviva o derive en cáncer


Felipe Pimentel, del Centro de Investigación del Cáncer, trabaja en conocer el porqué de las celulas al derivar en patologías infecciosas. “El cáncer son cien o doscientas enfermedades distintas y requerirá de una investigación más particular”, afirma

El doctor Felipe Pimentel obtuvo su doctorado en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid en 1992. Antes de recalar en Salamanca pasó cinco años en Estados Unidos para su formación postdoctoral, en el laboratorio del doctor Brian Seed en el departamento de Biología Molecular del Massachussets General Hospital e incluido en el departamento de Genética de la Universidad de Harvard.
En 2003 comenzó a poner en práctica su propia línea de investigación en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, tras haber optado a una de las becas o contratos para investigadores ‘Ramón y Cajal’. Un centro de referencia que, como ha comentado a este diario, es atrayente debido a la combinación entre la investigación médica, básica y aplicada. Estar cerca del hospital, para Pimentel, es positivo en el sentido de que se favorece la interacción médica. “A pesar de contar con una trayectoria relativamente corta, las cosas en este centro se han hecho bien”, apostilló.
Tradicionalmente, como comenta, su línea de investigación ha girado sobre la implicación en los mecanismos que hacen que una célula sobreviva o viva cómodamente, o bien, tome la determinación de suicidarse y morir. “Históricamente hemos estado estudiando los mecanismos que ejecutan la muerte celular”, ha señalado añadiendo que es algo fundamental en cáncer o en patologías infeccionas bacterianas y procesos de desarrollo. “Exploramos estos mecanismos desde la biología básica y cómo podrían tener implicación directa en una patología”, remarcó.
En cuanto a la aplicación de su trabajo en el laboratorio tiene que ver en la respuesta celular ante procesos como la quimioterapia. “La respuesta a la quimioterapia es un equilibrio delicado entre el deseo de la célula de morir o expandirse provocando el agravamiento de la enfermedad o muerte del paciente. También estudiamos cómo las infecciones se desarrollan en el organismo, es decir, si se van a expandir por el organismo hasta terminar con el paciente o se van a poder controlar”, explicó el doctor Pimentel.
En base a esto, no obstante, piensa que el cáncer va a poder cronificarse en la mayoría de los casos. “Se va a poder vivir con una enfermedad tumoral controlada mientras las células tumorales no invadan los tejidos y no provoquen el daño que termina con la vida de quien la sufre. Se ha visto que el cáncer no es una enfermedad, son cien o doscientas diferentes y requerirá de una investigación particular en cada una de ellas. Pero se va a llegar, en la mayoría de los casos, a un control de la enfermedad”.
FUENTE: Salamanca24horas

martes, 5 de mayo de 2015

Un fármaco experimental es eficaz frente a un tumor cerebral infantil incurable

A pesar del tratamiento con radioterapia, la supervivencia es de los pacientes con glioma pontino intrínseco difuso es muy baja


Uno de los cánceres cerebrales infantiles con peor pronóstico, el glioma pontino intrínseco difuso, podría tener por fin un tratamiento eficaz. Según un estudio que se publica en «Nature Medicine», fármacos como el panobinostat, un medicamento experimental, y otros que se dirigen a la regulación de genes, parecen ser eficaces en el tratamiento de esta forma agresiva y letal de cáncer pediátrico. Los resultados, señala Michelle Monje, ofrecen una «esperanza para el tratamiento de esta enfermedad». Monje, es la autora principal del estudio y profesora en laUniversidad de Stanford (EE.UU.).
Este tipo de gliomas, aunque poco frecuentes, afecta a niños de 4 a 9 años de edad, que pierden progresivamente el control muscular. A pesar del tratamiento con radioterapia, la cirugía no está indicada porque el tumor es difícil de alcanzar, la supervivencia es muy baja, y menos del 1% sobrevive más de cinco años.
Hace seis años, Monje comenzó a crear y compartir cultivos celulares de células de este tumor de pacientes para que fueran analizados por otros laboratorios. En este estudio, ha utilizado cultivos celulares obtenidos de 16 pacientes de EE.UU. y Europa con el fin de encontrar fármacos que podrían matar o, al menos, detener el crecimiento de las células cancerosas. Así han encontrado que panobinostat, un fármaco diseñado para cambiar la forma la regulación de los genes, puede ser eficaz en la inhibición de crecimiento y que incrementar las tasas de supervivencia.

Histonas

«En sólo seis años los científicos hemos pasado de no saber prácticamente nada sobre este tumor a la comprensión de su genética y la búsqueda de una terapia potencial», señala Jane Fountain, del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares del NIH.
Los científicos primero probaron simultáneamente 83 medicamentos contra el cáncer que se sabía o sospechaba que actuaban contra los linajes celulares de este tumor. Así encontraron que los inhibidores de la histona deacetilasa (HDAC) desaceleraban el crecimiento del glioma. Y después de valoran los genes de cada línea celular, decidieron centrarse en panobinostat, un fármaco diseñado para bloquear varios tipos de histonas desacetilasas. En el laboratorio este fármaco inhibió el crecimiento de 12 de 16 líneas celulares del glioma. Y cuando trasladaron la investigación a ratones encontraron que las inyecciones sistémicas de panobinostat inhibieron el crecimiento del tumor y aumentaban la supervivencia. Los científicos además han demostrado que fármaco puede ser eficaz en el tratamiento de una variedad de tumores de este tipo. Aproximadamente el 80% de los tumores DIPG tiene una mutación específica en un gen de la histona.
Además los científicos demostraron que panobinostat puede funcionar en combinación con otros tratamientos. El estudio de las células H3K27M que desarrollaron resistencia a panobinostat demostró que GSKJ4, un fármaco que bloquea la eliminación de los grupos metilo de las histonas, frenaba el crecimiento del tumor. «Este puede ser un primer paso para mejorar el pronóstico de una enfermedad aparentemente incurable», subraya Monje. Su grupo está ya diseñando un ensayo clínico para probar la seguridad y eficacia de panobinostat en niños con DIPG.

lunes, 4 de mayo de 2015

Cáncer: ¿hay novedades?


Acaba de clausurarse en el Centro de Convenciones de Filadelfia, Estados Unidos, el AACR Meeting, es decir, la principal conferencia científica mundial anual sobre el cáncer, donde los científicos de todo el mundo exponen las investigaciones y logros más novedosos al respecto.
Para comenzar con alguna noticia positiva podríamos citar que, tras conocerse los resultados del estudio más amplio realizado hasta la fecha, sobre más de 100.000 personas, con un seguimiento de 32 años, se ha confirmado que la aspirina reduce modestamente el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer. Los investigadores encontraron una disminución general del 5 por ciento de riesgo para sufrir todos los tipos de cáncer en las personas que declaraban tomar dos o más tabletas de aspirina por semana. Esta disminución se debe principalmente a una reducción del 20 por ciento en el riesgo de cánceres gastrointestinales (incluyendo una caída de 25 por ciento en el riesgo de cáncer colorrectal), aunque no hubo reducciones en el riesgo de cáncer de mama, de próstata avanzado, pulmón u otros cánceres no gastrointestinales
En los últimos años los esfuerzos y progresos más notables de los miles y miles de investigadores de todo el mundo que luchan contra el cáncer se han acentuado en varias direcciones que podemos simplificar en: avances de las inmunoterapia, necesidad de tratamientos individualizados, uso de avatares, seguimiento y control de los cambios genéticos, control de la heterogeneidad tumoral e influencia del microambiente, etc. Brevemente, comentaremos algunos de ellos.
El de la inmunoterapia es uno de los campos más activos actualmente. La inmunoterapia del cáncer intenta estimular el sistema inmunitario propio para rechazar y destruir los tumores. En el último año, la estrategia ha sido objeto de atención después de dar algunos resultados positivos en melanoma y en cánceres de pulmón y riñón. La FDA americana ya ha aprobado diversas inmunoterapias contra el cáncer. Uno de los procedimientos consiste en modificar las células T inmunológicas del paciente para que expresen receptores de antígenos quiméricos (CAR) que reconocen a ciertos antígenos específicos del cáncer, de modo que los investigadores pueden “cebar” las células para reconocer y destruir las células tumorales, que de otro modo escaparían de la detección inmunológica. Para conseguirlo, el proceso consiste en la extracción de las células T del paciente, su transfección con un gen y la reinfusión de esas células transfectadas al paciente. Este relativamente nuevo sector está experimentando un frenesí de actividad científica, empresarial, y financiera, que despegó a finales de 2013, continuó a lo largo de 2014, y que prosigue este año sin señales de disminuir. Por ahora, la mayoría de las principales compañías farmacéuticas estudian los CAR de las células T y en los últimos dos años, por lo menos media docena de empresas han hecho ofertas de asociación con grupos investigadores por valor de cientos de millones de dólares, lo que se ha traducido en el comienzo de decenas de ensayos clínicos.
No todo es positivo. Por ejemplo, un motivo de preocupación son ciertas serias complicaciones señaladas en algunos casos, ocasionadas por una denominada “tormenta de citoquinas”. Otro aspecto es que, a diferencia de la quimioterapia, que actúa directamente sobre el tumor, la inmunoterapia actúa sobre el sistema inmune, que luego actúa sobre el tumor. Esto necesita su tiempo. Y si el tratamiento no es eficaz, la administración de la inmunoterapia puede resultar en pérdida de tiempo durante el cual un paciente podría haber recibido otro tratamiento. Por lo tanto, sería ventajoso el desarrollo de una prueba predictiva, rápida, no invasiva que sirviese para predecir la eficacia inmunoterapia al principio del tratamiento. Ya está en fase adelantada una prueba de este tipo, basada en los repertorios de los receptores de células T personales de los pacientes (TCRRs).
La necesidad de terapias personalizadas contra el cáncer se ha hecho evidente en los últimos años. Y es necesario conocer las respuestas a los fármacos en cada caso particular. Ello implica el conocimiento genético del tumor y la investigación de su interacción con los fármacos. Respecto a este último punto, al menos dos grupos investigadores, uno de del Centro de Investigación Fred Hutchinson de Seattle y otro del MIT de Massachussets, ya han desarrollado dispositivos de administración de fármacos antitumorales implantables para estudiar las respuestas en tiempo real a las múltiples terapias posibles en los pacientes con cáncer.
Por otra parte, para predecir cuál sería la respuesta del tumor del paciente ante una determinada actuación terapéutica, algunos grupos investigadores están ensayando con avatares no humanos que sean portadores del tumor específico de un paciente. No existen dos cánceres iguales y los tumores, a través de sus mutaciones son bastantes imprevisibles, incluyendo cómo reaccionará el tumor al tratamiento. Debido a la toxicidad de la quimioterapia, ningún paciente querría saber por ensayo y error cómo responderá su tumor particular a un determinado fármaco. Así que los avatares servirían para identificar qué terapias serán más beneficiosas antes de que realmente se trate al paciente. A tal fin se están realizado en numerosos centros múltiples ensayos basados en ratones portadores de xenoinjertos de los tumores humanos. Una empresa de New Jersey está desarrollando, a tal efecto, un modelo de ratón personalizado que anuncian podría usarse de modo general para tal fin. La utilidad de los ratones avatares es, hoy por hoy, discutida entre los expertos, entre otras razones porque la tasa de éxito de los xenoinjertos no suele ser muy elevada y el costo de su mantenimiento (deben existir varios avatares en cada caso) es elevado. Recientemente se ha postulado una alternativa para superar algunos de esos inconvenientes: usar como avatares moscas de la fruta, Drosophila. El laboratorio de Ross Cagan en el Hospital Mount Sinai de la ciudad de Nueva York ha desarrollado un método para recrear los tumores humanos en Drosophila, que tiene homólogos funcionales de un 75 por ciento de los genes causantes de enfermedades humanas, y el equipo investigador están desarrollando y usando pantallas conteniendo cada una 100.000 avatares de moscas.
Los avances en los sistemas de secuenciación y el abaratamiento de sus costos también están permitiendo grandes avances en dos aspectos esenciales para combatir la enfermedad: conocer las razones genéticas por las que un 66% de personas no desarrollan cánceres, son resistentes al mismo y, por otra parte, investigar los cambios genéticos que tienen lugar durante el desarrollo de un tumor.
En resumen, ante un problema tan complejo no pueden existir soluciones únicas y milagrosas pero el paso previo de su conocimiento científico avanza muy velozmente.
FUENTE: La Verdad