La imagen generalmente asociada al
cáncer es la de un tumor que crece anárquicamente, sin ningún tipo de orden
establecido, y que se expande sin ton ni son por todos los órganos a los que
consigue acceder. Pero en realidad no sucede así. Cuando menos en el caso del
glioma, tipo de cáncer cerebral en el que las células tumorales se organizan
formando hebras de 10 a 20 células de grosor e, incluso, esferas. Así lo
muestra un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de
Michigan y de la Universidad de Arizona (EE.UU.) presentado este lunes en la
Reunión Anual de la Sociedad Americana de Biología Celular (ASCB) que se está
celebrando en San Diego.
Es más; el tumor puede organizarse
en remolinos alrededor de un eje central en el que se disponen las células
madre del glioma, protegiéndolas así del sistema inmune. Y es que es a partir
de estas células madre de las que crece el propio tumor.
Como explica el doctor Pedro
Lowenstein, director de la investigación, «nuestros resultados muestran signos
indiscutibles de la autoorganización de los tumores cerebrales, en los que no
hay lugar para estructuras aleatorias».
Esferas ‘invasoras’
Con objeto de observar la estructura
de los gliomas, los investigadores analizaron dos modelos: uno biológico, en el
que se emplearon ratones con células tumorales humanas; y uno matemático.
En el modelo animal –o biológico–,
los investigadores observaron el movimiento y distribución de las células
tumorales, organizadas en hebras –o como indican los propios autores «en
arroyos»– y formando una elipse en torno a un eje central en el que se
encontrarían las células madre cancerosas. Y en este contexto, apunta el doctor
Lowenstein, «pudimos predecir la distribución y el movimiento que iba a seguir
el tumor con nuestro modelo matemático».
Asimismo, el estudio posibilitó
observar cómo algunas células del glioma se organizaron formando esferas,
algunas de las cuales dejaron la masa tumoral principal para introducirse en el
fluido cerebroespinal que rodea los ventrículos cerebrales. Unas esferas, en
consecuencia y como concluyen los autores, «que podrían mediar la dispersión
del tumor por todo el cerebro».
FUENTE: ABC
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