Un estudio publicado en Proceedings
of the National Academy of Sciences, da nueva luz al respecto. Según este
trabajo, los tumores pueden aprovechar la glucosa y otros nutrientes, como el
acetato, para resistir a las terapias dirigidas a moléculas celulares
específicas.
La investigación de un equipo de
científicos del Instituto Ludwig para la Investigación del Cáncer (EEUU) -que
estudian el glioblastoma, un cáncer cerebral mortal- demuestra que los
nutrientes pueden afectar fuertemente a las moléculas de señalización que
conducen a tumores. "Este estudio muestra que los factores metabólicos y
nutricionales podrían ser muy importantes en el desarrollo y el tratamiento del
cáncer", dice el autor principal del trabajo, Paul Mischel, profesor de
Patología y miembro del Instituto Ludwig.
El nuevo estudio también pone de
relieve una manera en la que los tumores pueden evadir medicamentos como
erlotinib y gefitinib, inhibidores de una molécula que impulsa el crecimiento
de muchos glioblastomas y otros tipos de tumores.
Los investigadores del cáncer han
sabido durante años que los tumores tienen metabolismos inusuales, por lo que
su rápida utilización de la glucosa se utiliza como una herramienta de
diagnóstico para los tumores en las exploraciones de PET (tomografía por
emisión de positrones). Pero sólo recientemente los científicos han comenzado a
dar cuerpo a los detalles de este cambio metabólico.
"Creemos que esto puede ser un
mecanismo general en el cáncer", añade Mischel, que está planeando
investigar el papel de la glucosa y el acetato en otros tipos de tumores. Los
científicos también están empezando a pensar en cómo modificar la dieta en
ratones para que afecte a la producción de estos y otros metabolitos.
"Estamos estudiando cómo los
cambios de estilo de vida, incluyendo la dieta, pueden alterar el metabolismo
de las células tumorales. Esperamos que esta información pueda emplearse para
desarrollar estrategias más eficaces de prevención y tratamiento para los
pacientes con cáncer", afirma Mischel.
Desde una perspectiva más amplia,
Mischel está interesado por argumentos debatidos desde hace tiempo entre la
comunidad científica acerca de la cantidad de cáncer que puede atribuirse al
medio ambiente y la parte que es aleatoria e incontrolable. El nuevo estudio
sugiere que puede haber más interacción entre los genes implicados en el cáncer
y el medio ambiente de lo que se pensaba.
FUENTE: El Economista
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