Un equipo internacional de
científicos, liderado por expertos de la Universidad de Granada (UGR), ha
demostrado que las células madre mesenquimales (MSC, por sus siglas en inglés)
pueden servir como agentes potenciadores de los efectos locales y sistémicos de
la radioterapia, es decir, aquellos que afectan al tumor irradiado y a las
células tumorales situadas a distancia de las irradiadas.
Este descubrimiento, que ha sido publicado en
la revista Oncotarget, podría servir para lograr una radioterapia más efectiva,
y sugiere que dicha terapia podría ser, además de un tratamiento local y
regional exitoso, también una nueva modalidad terapéutica en el cáncer
sistémico.
Las MSC son un tipo de células
madre, presentes en una amplia variedad de tejidos (médula ósea, sangre y
tejido del cordón umbilical, piel, tejido graso o muscular…) y capaces de
producir distintas células especializadas que se encuentran en los tejidos del
cuerpo humano. Por ejemplo, se pueden diferenciar (o especializar) en células
de cartílago (condrocitos), células óseas (osteoblastos) y células grasas
(adipocitos).
El "efecto de vecindad"
Los científicos, pertenecientes al
Centro de Investigación Biomédica de la UGR, al Instituto de Parasitología y
Biomedicina (CSIC), la Universidad de Heidelberg (Alemania) y el Hospital
Universitario San Cecilio de Granada, han estudiado la sensibilidad celular al
efecto de vecindad o espectador (efecto que se produce en células cercanas a
las directamente expuestas a la radiación), utilizando para ello un conjunto de
líneas de células cancerosas y las células madre mesenquimales derivadas de
estroma del cordón umbilical, incluyendo la activación de MSC con radioterapia.
Como explica el autor principal de
esta investigación, José Mariano Ruiz de Almodóvar, catedrático del
departamento de Radiología y Medicina Física de la UGR, "las MSC poseen un
enorme potencial para el tratamiento de cánceres, ya que son capaces de
alojarse en el interior de los tumores y cuando son preactivadas –o cuando se
activan directamente mediante radiación 'in vivo'– secretan citoquinas y
proteínas supresoras de tumores, que producen una mejora muy significativa en
los mecanismos del control que la radiación ionizante ejerce sobre los tumores.
El estudio, realizado sobre modelos
tumorales implantados en el ratón, ha demostrado experimentalmente que cuando
se combina la radioterapia con el tratamiento con células MSC, tanto en los
tumores irradiados como en los situados a cierta distancia de los irradiados,
se reduce la velocidad de crecimiento tumoral a causa de la disminución del
índice de proliferación del tumor y del incremento de la muerte de las células
neoplásicas.
FUENTE: agenciasinc.es
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