martes, 10 de noviembre de 2015

Médicos españoles logran detectar el tumor cerebral con una sencilla prueba

El doctor Joan Seoane, principal autor del estudio sobre biopsia con líquido cefalorraquídeo

Investigadores del Instituto de Oncología del Vall d'Hebron han demostrado que un análisis del líquido cefalorraquídeo permite valorar el pronóstico de un tumor, al mismo tiempo que ofrece datos útiles para establecer un tratamiento más personalizado y llevar a cabo una vigilancia de la evolución del cáncer de cerebro. Este avance permitirá conocer mejor la situación del paciente y llevar a cabo un seguimiento más estrecho del mismo.

Hasta ahora las biopsias líquidas se han centrado en realizar análisis de muestras sanguíneas para evaluar diferentes tipos de tumores, que van desde el pulmón, el de mama, colorrectal o el de próstata. Sin embargo, cuando el cáncer se da en el cerebro, la barrera hematoencefálica que lo rodea hace que sean pocos los fragmentos de ADN del tumor que escapan a la sangre, por lo que un análisis sanguíneo en este sentido no es viable.

Por este motivo, lo que tenían que hacer los médicos para conocer el tipo de tumor y sus características, algo necesario para establecer un tratamiento, era hacer una biopsia del tumor, es decir, extraer tejido cerebral mediante una punción o una cirugía.

"Lo que en cáncer cada vez tenemos más clara es que para tratar bien al paciente hay que caracterizar el tipo de tumor. Hasta ahora necesitábamos una pieza de ese tumor para analizarla, esto era arriesgado y muy invasivo porque implicaba la perforación del cráneo y realizar incisiones en áreas implicadas con funciones importantes como el habla, por lo que muchas veces no se hacía", explica a EL MUNDO el doctor Joan Seoane, director del programa de Investigación Traslacional del VHIO, profesor ICREA Y profesor asociado de la Universitat Auònoma de Barcelona que ha liderado el estudio cuyos datos ha publicado la revista Nature Communications.

Los éxitos conseguidos con la biopsia líquida en sangre animaron a los investigadores del centro catalán a buscar otra manera similar de localizar ADN de los tumores cerables. "Pensamos en el líquido cefalorraquídeo porque circula por el parénquima cerebral y baja por la médula espinal. Y lo que vimos es que en él hay mucho ADN tumoral", afirma Seoane.

Y para demostrar su utilidad en diferentes tipos de tumores cerebrales, los investigadores llevaron a cabo un análisis del líquido cefalorraquídeo en 23 pacientes que o bien tenían tumores primarios (aparecen por primera vez en el cerebro) o metastásicos (tumor que viaja de una zona al cerebro) de mama o de pulmón. "Lo que hemos comprobado es que este análisis, que es poco invasivo (el líquido cefalorraquídeo se extrae con un pinchazo como el que reciben las mujeres que se ponen la epidural) y sencillo de realizar, sirve para caracterizar molecularmente al tumor, tanto si es primario como metastásico, con lo que permite aplicar un tratamiento adecuado a cada uno de ellos", afirma el investigador catalán.

La técnica podría ser especialmente útil en un tipo de tumor cerebral, el glioblastoma, el más agresivo y frecuente. El problema de este cáncer es que a pesar de la cirugía y el tratamiento con radioterapia y quimioterapia, el tumor vuelve a reaparecer al tiempo y cuando lo hace suele haber cambiado, por lo que hay que volver a realizar un estudio porque para precisar otro tratamiento. Esta prueba facilita ese seguimiento porque es más sencilla y menos agresiva para el paciente.

Pero también será especialmente útil para tratar las metástasis derivadas de un tumor de mama o de pulmón ya que normalmente son distintas al cáncer primario y el tratamiento también lo debe ser. "Si podemos caracterizar la metástasis cerebral, sabremos cómo tratarla".

Esta prueba además permitirá guiar las intervenciones quirúrgicas de una forma más precisa. En función del tipo de tumor, "los neurocirujanos tienen que realizar un tipo de cirugía u otra. El cirujano necesita saber el pronóstico del paciente, porque si su supervivencia es muy limitada tendrá que tomar más riesgos", indica Seoane que señala que este logro es fruto de un trabajo en equipo donde han participado neurocirujanos, patólogos y oncólogos."

Gracias a la suma de éxitos en la aplicación de la biopsia líquida de plasma en otros tumores, el uso del ADN tumoral circulante en el líquido cefalorraquídeo como biopsia líquida para tumores cerebrales podría ser un método mucho menos invasivo que la biopsia estándar en tejido para caracterizar las alteraciones genéticas del nuevo tumor. Esta nueva aproximación a la biopsia líquida puede ayudar a plantear, en algunas ocasiones, un nuevo tratamiento experimental pero más específico y por tanto potencialmente más adecuado, lo que además podría mejorar las respuestas clínicas a fármacos dirigidos", ha señalado el doctor Josep Tabernero, director del VHIO y jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d'Hebron, quien ha realizado numerosas aportaciones al novedoso campo de la biopsia líquida.

A diferencia de otros tumores, en los que se ha avanzado enormemente en los últimos años en nuevos tratamientos, en los de cerebro no se ha conseguido tantas mejoras. Sin embargo, lo logrado ahora por este centro permitirá marcar un antes y un después. "El conocimiento nos da la posibilidad de tratar mejor. Esta técnica abre un campo de oportunidades a muchos niveles. Por un lado, tenemos ya en marcha un proyecto para comprobar, porque eso es lo que hemos visto en algún caso, que el análisis del ADN cerebral en el líquido cefalorraquídeo es más sensible a veces que las técnicas de imagen, por lo que se podría llevar a cabo un diagnóstico precoz. Por otro lado, otro estudio intentará caracterizar los glioblastomas y los tumores en pacientes pediátricos para ver cómo de agresivo se debe ser con el tratamiento y ajustarlo a cada uno. Y por último, creo que esta prueba permitirá descubrir nuevas dianas terapéuticas, algo muy requerido en este campo de la oncología", concluye Seoane que quiere recordar que este estudio ha podido realizarse por la financiación en parte de la Asociación Española Contra el Cáncer, fruto de las aportaciones de los ciudadanos.

FUENTE: El Mundo

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