María Sánchez Osuna y Victor J.
Yuste
Universitat Autònoma de Barcelona
Centro de Investigación Biomédica en
Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED-ISCIII)
Investigadores de la Universidad
Autónoma de Barcelona, en colaboración con el Hospital Universitario de
Bellvitge/Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, la Universidad de
Barcelona y el Instituto Catalán de Oncología han identificado un marcador
bioquímico común en las células de glioblastoma, que consiste en una ausencia
de degradación de su contenido genómico durante la apoptosis.
Los gliomas o tumores que afectan a
las células de la glía, representan el 80% de los tumores cerebrales primarios
malignos. Por desgracia, dentro de los gliomas, el glioblastoma o glioma de
grado IV es el más común. Debido a su alta capacidad invasiva y su elevada tasa
de crecimiento descontrolado, el glioblastoma es un tumor muy difícil de
tratar. De hecho, aunque la combinación de la cirugía, la radioterapia y la
quimioterapia ha conseguido alargar la esperanza de vida de los pacientes hasta
los 2 años aproximadamente, los tratamientos actuales son incapaces de
proporcionar una cura definitiva para estos pacientes.
En el estudio, los investigadores
analizaron cómo células provenientes de 11 pacientes diferentes reaccionaban a
estímulos citotóxicos. Independientemente de las mutaciones particulares que
exhibían las células analizadas, todas las células de glioblastoma resultaron
incapaces de degradar su ADN durante la apoptosis. La apoptosis es el tipo mas
conocido de muerte celular programada y, además, constituye la vía principal a
través de la cual, tanto la radiación como los fármacos anticancerígenos
destruyen las células tumorales. Durante la apoptosis, la correcta activación
de las caspasas permite que el contenido celular sea integrado en los
denominados cuerpos apoptóticos para su posterior eliminación por parte de las
células del sistema inmune o de células vecinas. Para ello, el material
genético necesita ser degradado en fragmentos de bajo peso molecular y
empaquetarse correctamente, una tarea que depende de la acción de la enzima con
actividad endonucleásica DFF40/CAD (del inglés, DNA Fragmentation Factor 40 KDa
subunit / Caspase-Activated DNase). Los investigadores vieron que, a pesar de
que la mayoría de las células de glioblastoma eran capaces de activar
correctamente las caspasas después de ser expuestas a estímulos citotóxicos, la
actividad de la endonucleasa DFF40/CAD en las células tumorales era limitada.
Esto se debía no sólo a que la enzima estuviera extrañamente localizada en el
núcleo y no en el citoplasma ya antes del tratamiento, sino también porque sus
niveles de expresión eran muy bajos. Así, la expresión forzada de DFF40/CAD, la
cual incrementaba la cantidad de proteína disponible en el citoplasma, el
compartimento subcelular donde tiene lugar la activación de las caspasas,
provocó que las células recuperasen su capacidad de degradar el ADN durante la
apoptosis.
Una vez obtenidos estos resultados,
los investigadores realizaron un estudio histológico mediante
inmunohistoquímica. Después de analizar la expresión de DFF40/CAD en diferentes
muestras de gliomas concluyeron que los niveles de expresión de la endonucleasa
en los gliomas son inferiores a los observados en tejido cerebral de personas
sanas. De hecho, estos resultados también se observaron al comparar los niveles
de expresión de la proteína en tejido tumoral y no tumoral dentro de un mismo
paciente, lo cual parecería indicar que la bajada de expresión de DFF40/CAD
podría estar relacionada con el proceso de gliomagénesis.
A pesar de los esfuerzos realizados
durante la ultima década, hasta ahora no se había encontrado ningún defecto
genético ni bioquímico común en el glioblastoma. Los bajos niveles de expresión
de la endonucleasa DFF40/CAD y la ausencia de degradación apoptótica del ADN,
en fragmentos oligonucleosomales o de bajo peso molecular, constituyen,
respectivamente, el primer marcador molecular y bioquímico de este tumor, lo
que hace pensar en su posible relevancia de cara a entender su agresividad.
Aunque este estudio es algo preliminar, los investigadores se encuentran
esperanzados y confían que estos resultados sienten las bases de tratamientos
más eficaces en el futuro.
FUENTE: revistageneticamedica.com
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