Un nuevo estudio sugiere que se
producen cambios en la función inmune hasta 5 años antes del diagnóstico de un
tumor cerebral, que normalmente produce síntomas sólo tres meses antes de que
se detecte. Mediante el uso de muestras de sangre recogidas en promedio 15 años
antes del diagnóstico de tumor cerebral para analizar las interacciones entre
12 proteínas relacionadas con las alergias, los científicos observaron cómo
esas relaciones difieren entre las personas más tarde diagnosticadas con
tumores cerebrales y los individuos de control sin cáncer.
Un nuevo estudio sugiere que se
producen cambios en la función inmune hasta 5 años antes del diagnóstico de un
tumor cerebral, que normalmente produce síntomas sólo tres meses antes de que
se detecte. Mediante el uso de muestras de sangre recogidas en promedio 15 años
antes del diagnóstico de tumor cerebral para analizar las interacciones entre
12 proteínas relacionadas con las alergias, los científicos observaron cómo
esas relaciones difieren entre las personas más tarde diagnosticadas con
tumores cerebrales y los individuos de control sin cáncer.
Entre las personas que fueron
diagnosticadas posteriormente con el tumor cerebral llamado glioma, el análisis
de muestras de sangre mostró que estas proteínas del sistema inmune se habían
enviado un menor número de señales entre sí hasta cinco años antes del
diagnóstico. Por el contrario, las interacciones se mantuvieron fuertes entre
los controles sanos.
"Ahora, los médicos no tienen
ninguna manera de detectar los tumores hasta que los pacientes sufren síntomas,
que suelen ser tres meses antes del diagnóstico. Yo ví algo cinco años
antes", afirma la directora del estudio, Judith Schwartzbaum, profesora asociada
de Epidemiología en la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos.
Las proteínas analizadas, llamadas
citoquinas, son las que se activan durante una respuesta inmune relacionada con
la alergia y se seleccionaron para este estudio debido a su implicación con las
alergias, que se han vinculado con un menor riesgo de glioma y su forma más
grave, el glioblastoma.
Los glioblastomas constituyen hasta
el 60 por ciento de los tumores de adultos en el cerebro en Estados Unidos,
afectando a un estimado de 5 de cada 100.000 personas. Los pacientes que se
someten a cirugía, radiación y quimioterapia sobreviven, en promedio, alrededor
de un año después del diagnóstico, con menos de una cuarta parte de los
pacientes que sobreviven hasta dos años y menos del 10 por ciento que sigien
vivos pasados cinco años.
Estos tumores tienen el poder de
suprimir el sistema inmunológico, lo que les permite crecer, y los hallazgos,
que se describen en un artículo que se publica en 'Plos One', sugieren que el
desarrollo temprano del tumor podría conducir a cambios en la función inmune
detectables años antes del diagnóstico de cáncer.
"Los cambios que vemos en la
función inmune sugieren que hay alteraciones localizadas mucho antes del
momento normal del diagnóstico del tumor", señala Schwartzbaum, también
investigador en el Centro Integral del Cáncer de Ohio. "No puedo decir
cuáles son las citoquinas más importantes porque están todas relacionados entre
sí y no actúan solas. Pero veo a un debilitamiento en la totalidad de sus relaciones
en pacientes con glioma dentro de los cinco años anteriores al diagnóstico y
nada igual que entre los controles", detalla.
El equipo tuvo acceso al 'Janus
Serum Bank' de Noruega, un banco que contiene muestras obtenidas de ciudadanos
durante sus evaluaciones médicas anuales o de donantes voluntarios de sangre
durante los últimos 40 años. Noruega también ha registrado todos los nuevos
casos de cáncer en el país desde 1953 y los números de identificación personal
permitirán hacer referencias cruzadas de aquellos casos con muestras de sangre
tomadas con anterioridad.
Para este estudio, los científicos
analizaron citoquinas en muestras de suero sanguíneo de 487 personas
diagnosticadas con glioma (315 de los cuales eran glioblastoma) y 487 controles
que permanecieron libres de cáncer cerebral. Las muestras de sangre se habían
tomado un promedio de 15 años antes de que los individuos que desarrollaron
tumores recibieron el diagnóstico.
Cuando Schwartzbaum investigó las
correlaciones entre las proteínas relacionadas con la alergia en toda la
muestra, encontró diferencias significativas entre las personas posteriormente
diagnosticados con tumor cerebral y los controles. Sin embargo, cuando se
redujo el análisis a 55 muestras de pacientes cuya sangre se tomaron cinco o
menos años antes de un diagnóstico de glioma o glioblastoma, surgió claramente
la interacción entre la disminución de citoquinas en las personas que
desarrollaron tumores.
"Los matemáticos que modelaron
los cambios en la función inmune en pacientes con glioma sugieren que esto
significa que el tumor está empezando a dirigir o suprimir la activación inmune
local. Y eso tiene sentido", subraya esta experta. Aunque esta muestra de
casos representa extracciones de sangre dentro de los cinco años hasta el
diagnóstico, el tiempo medio de diagnóstico fue de tres años.
LAS ALERGIAS, ESCUDOS CONTRA ESTOS
TUMORES
Entre todo el grupo de muestras de
sangre, los autores hallaron otra relación de las citoquinas que sugiere que
las alergias protegen contra este tipo específico de tumor. Hasta 20 años antes
del diagnóstico, el análisis mostró que los niveles altos de la proteína IL-4,
que se produce en exceso en las personas con alergias, se vinculó con una menor
probabilidad de desarrollar un glioma en el futuro.
La asociación se mantuvo cuando se
tuvo en cuenta otra proteína y las interacciones entre los dos. "Esto podría
significar esta interacción de citoquinas tiene un efecto preventivo 20 años
antes de que un tumor fuera propenso a desarrollarse", sugiere
Schwartzbaum.
Este hallazgo apoya resultados
previos que sugieren que las alergias reducen el riesgo de glioma. Como estos
tumores influyen en el sistema inmune, los investigadores todavía no están
seguros de si las alergias disminuyen el riesgo de cáncer o si, antes del
diagnóstico, estos tumores interfieren con la respuesta inmunitaria
hipersensible a los alérgenos.
El grupo de Schwartzbaum había
informado anteriormente de que los hombres y las mujeres cuya sangre muestras
contenían anticuerpos relacionados con alergias presentaban un riesgo casi un
50 por ciento menor de desarrollar glioma 20 años más tarde en comparación con
individuos sin síntomas de alergias.
FUENTE: noticias.lainformacion.com
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